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CARCINOMA BASOCELULAR (CB)
Es el cáncer cutáneo más frecuente. También es conocido como "epitelioma basocelular", "carcinoma de células basales" o "basalioma". Es de crecimiento lento, meses o años. Puede aparecer en cualquier lugar de la piel teniendo gran predilección por la región facial. Su incidencia aumenta con la edad. Es muy raro que produzca metástasis, pero puede infiltrar en los tejidos próximos destruyéndolos.
Existen diferentes formas clínicas, pero en resumen distinguiremos el CB plano y el CB perlado. Dentro de ellos existen subvariedades que se distinguen por su apariencia ulcerada, cicatricial, vegetante o esclerosa. En según que casos, pueden coexistir entre ellas.
El CB plano se suele detectar por la aparición de una pequeña placa eritematosa (rojiza), su superficie es algo costrosa o con escamas (rasposa al tacto) que se desprenden y vuelven a aparecer. Al roce puede sangrar. El contorno de la lesión puede estar algo elevada. En algunas ocasiones el color es el mismo que el de la piel normal y a lo sumo con una superficie brillante o nacarada, algo indurada y no rasposa, sin otro síntoma a destacar (CB esclerodermiforme o morfeiforme). Con el tiempo pueden aumentar ostensiblemente de tamaño afectando el tejido periférico y subyacente.
El CB perlado es más frecuente que el CB plano, se suele detectar por la aparición de una pequeña pápula o nódulo (bulto) en ocasiones algo translúcido, de superficie brillante y lisa, de color prácticamente igual al de la piel normal o algo rojizo, en ocasiones de color pardo o incluso pigmentado, marrón o negro, en su superficie es bastante habitual encontrar telangiectasias (pequeños vasos sanguíneos de color rojo vivo y forma arboriforme), al tacto suele ser indurado y no es doloroso (al evolucionar es relativamente frecuente observar formas ulceradas, de fácil sangrado y sensación de picor o dolor). Con el tiempo aumentan de tamaño afectando el tejido subyacente y periférico.
A igual que otros tumores, los carcinomas basocelulares tienen muy poca clínica en sus fases iniciales, pudiendo confundirse con otros procesos benignos de menor importancia (eczema, queratoma, quiste, nevus celular). Su crecimiento lento y sin molestias resta preocupación al paciente y por ello en muchas ocasiones acuden tardíamente a la consulta. El tratamiento puede llegar a ser muy complejo si el tumor asienta en zonas anatómicas delicadas.
Después del carcioma basocelular, el carcinoma espinocelular es el más frecuente de los tumores malignos de la piel. Se le conoce también como "carcinoma escamoso" o "epitelioma espinocelular". Su incidencia aumenta con la edad. Su particularidad es que, además de infiltrar en los tejidos sanos próximos, puede producir metástasis, lo que le confiere un carácter más maligno. Puede aparecer en cualquier parte de la superficie cutánea y también en las mucosas (labial, genital, etc,.). En sus fases iniciales el CE se suele presentar como una pequeña "herida que no se cura" en una zona que "previamente había una costra", pero también puede aparecer como una simple rojez, placa blanquecina, costra, verruga o un pequeño bulto. Su crecimiento es más rápido que el carcinoma basocelular, en pocas semanas puede adquirir tamaños considerables. Suelen ulcerarse y sangrar fácilmente.
El tratamiento de los carcinomas cutáneos (basocelulares y espinocelulares) es eminentemente quirúrgico. La máxima fiabilidad curativa se obtiene mediante la técnica de "cirugía microcontrolada en fresco de Mohs-Tromovitch". En esencia esta técnica rastrea y extirpa simultáneamente con el bisturí y el microscopio, cualquier residuo tumoral que pudiera quedar en la zona afecta. Dicha técnica requiere ser realizada por médicos muy expertos tanto en cirugía cutánea como en histopatología. Ante cualquier sospecha de carcinoma espinocelular debe actuarse lo más rápidamente posible, realizándose una biopsia de confirmación y tratamiento específico ya que su potencial metastásico es muy elevado. El pronóstico depende en gran manera de su diagnóstico precoz.
Existen otros tratamientos efectivos como, la radioterapia convencional y en especial la braquiterapia (radioterapia intersticial con aplicación de un isótopo radioactivo ( Iridio 192 ), la crioterapia (aplicación en spray o contacto, de nitrógeno líquido), la electroterapia (aplicación de corriente eléctrica con capacidad destructora de los tejidos), la laserterapia (determinados lásers), citostáticos tópicos (5 fluoruracilo), inmunomoduladores tópicos (Imiquimod) y la Terapia fotodinámica. El mayor inconveniente de estos tratamientos es que son "terapéuticas ciegas", es decir, no existe seguridad absoluta de que el tumor haya quedado totalmente erradicado. Aún así, pueden considerarse como tratamientos de primera elección, cuando está contraindicado un acto quirúrgico o en fases incipientes del tumor.
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