La simple razón de haber observado en la piel la presencia de "algo" que antes no estaba, que en vez de desaparecer, persiste, aumenta de tamaño, se ulcera, sangra, pica o duele y tiene un color diferente al resto de la piel, traerá la duda sobre la posibilidad de tener "algo" no tan sencillo como aquél eczema o aquella micosis que se curó con una simple pomada. Pero también podrá ser razón de preocupación el cambio de tamaño, color o forma de aquella "peca" que hemos tenido toda la vida y que nunca nos molestó.
No por estas razones necesariamente ha de ser un cáncer de piel, ya que existen lesiones similares que actúan de esta manera y se tratan de procesos benignos. Pero por otra parte, el cáncer de la piel puede ser totalmente "silente", es decir, sus síntomas se pueden confundir fácilmente con un proceso aparentemente benigno, como un pequeño "quiste" o "verruga", que simplemente ha aumentado de tamaño, sin otro síntoma.
Ante una situación de duda, se debe actuar lo más rápidamente posible, para ello deberá consultar a su médico de referencia para poder establecer un diagnóstico y tratamiento preciso.
Para su tranquilidad debe saber que, el cáncer de la piel, en comparación con otros cánceres, tiene unas altas tasas de curabilidad, sobre todo si es detectado en sus fases iniciales.
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unidad de dermatología quirúrgica
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